Las continuas excusas de su representante para no renovar y la cercanía del 1 de enero, los motivos
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Ousmane Dembélé (24 años) enfila la fase final de la recuperación de la leve lesión (elongación en el músculo semimembranoso de la pierna izquierda) que sufrió ante el Dinamo de Kiev, en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions League. De hecho, Xavi Hernández no le descartó ayer totalmente para el encuentro de esta noche ante el Benfica. El técnico aseguró que dependerá de las sensaciones que tenga hoy el francés que entre o no finalmente en la lista de convocados.
También está encarando Dembélé los pocos días que quedan hasta el próximo 1 de enero, cuando estará ya a sólo seis meses de acabar su contrato. El extremo francés concluye su vinculación con el Barça el 30 de junio de 2022 y, por tanto, a partir del nuevo año ya podrá negociar libremente con quien quiera sin temor a recibir una sanción de la UEFA. En paralelo, el FC Barcelona trabaja a marchas forzadas para convencerle de que lo mejor es que renueve, pero las dudas sobre la influencia de su agente, Moussa Sissoko, sobre la decisión final del extremo siguen creciendo en el club a cada día que pasa y cuanto más cerca se está de ese 1 de enero.
En el seno del club azulgrana se tiene la sensación de que a Ousmane le gustaría seguir pero que su agente le tiene medio convencido de que lo mejor es cambiar de aires, llegar con la etiqueta de crack a otro gran club y, además, llevarse una suculenta prima de fichaje y una ficha no precisamente a la baja como le quiere aplicar un Barça acuciado por la bajada de ingresos que ha sufrido.
El presidente Laporta, el vicepresidente deportivo Yuste, el director de fútbol Alemany, el propio Xavi Hernández y hasta Dani Alves le han dado cariño a Dembélé para convencerle, pero como ven que la renovación la sigue dilatando su agente, cada vez hay más dudas en el club sobre la misma, y más sabiendo que grandes clubs como el United están apretando al jugador para que no renueve y que su agente está por la labor de seguirles la corriente. En ese sentido, y pese a que nadie quiere llamar al mal tiempo, cada día que pasa crecen la incerteza sobre si renovará Ousmane y sobre cómo actuar si se llega al 1 de enero, seis meses del final de su contrato, sin que lo haya ampliado.